LOS FUNDAMENTOS DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL.
La inteligencia artificial es un campo joven, es heredada de diversas ideas, puntos de vista y técnicas de otras disciplinas. Durante más de 2000 años de tradición en filosofía han surgido teorías formales relacionadas con la lógica, probabilidad, toma de decisiones y la computación. La psicología ofrece herramientas que permiten la investigación de la memoria human, así como un lenguaje científico para expresar las teorías que se van obteniendo. La lingüística ofrece teorías sobre la estructura y significado del lenguaje. Por último la ciencia de la computación, de IA que se toman las herramientas que permiten que la IA sea una realidad.
Todo empieza con el nacimiento de Plantón en 428 a. C. La temática de su obra es diversa: política, matemáticas, física, astronomía y diversas ramas de la filosofía. El filósofo Hubert Dreyfus (1979, p. 67) afirma que “Bien podría afirmarse que la historia de la inteligencia artificial comienza en el año 450 a. C.”.
Sócrates deseaba un algoritmo que le permitiera diferenciar la piedad de la impiedad. Aristóteles dio un paso más a formular con mayor precisión las leyes que gobiernan la parte racional de la mente. Concibió un sistema informal de silogismos para el razonamiento adecuado, los que en principio permiten generar mecánicamente conclusiones, asumiendo ciertas premisas iniciales. Aristóteles consideraba que no todas las partes de la mente estaban gobernadas por procesos lógicos. Consideraba también la noción de una razón intuitiva.
El siguiente paso consiste en considerar la mente como un sistema físico. René Descartes (1596-1650), dice que para contar con un estudio claro de la diferencia entre mente y materia y los problemas que originan. No obstante ser un denodado defensor de la capacidad del razonamiento, Descartes propuso la noción de dualismo. Sostenía que existe una parte de la mente que está al margen de la naturaleza, exenta de la influencia de las leyes físicas. Por el contrario, consideraba que en los animales no había tal dualidad; se les podría concebir como si fueran máquinas.
Una alternativa al dualismo es el materialismo, que consideraba que todo el mundo funciona sujeto a leyes físicas. Es posible optar por una posición intermedia, la que permite aceptar que la mente tiene una base física, es decir, procesos mentales y conciencia forman parte del mundo físico, pero inherentemente no se les puede llegar a aprehender, están más allá de la comprensión racional.
El movimiento empírico se caracteriza por el aforismo de John Locke (1632-1704): “Nada existe en la mente que no haya pasado antes por los sentidos”, David Hume (1711-1776) con el Tratado de la Naturaleza Humana propone lo que actualmente se conoce como principio de la inducción: Las reglas generales se obtienen por contacto con repetidas asociaciones entre sus elementos. Bertrand Rusell (1872-1970) le dio más formalidad a esta teoría e introdujo el positivismo lógico. Esta doctrina sostiene que todo el conocimiento se puede caracterizar mediante teorías relacionadas, en última instancia, con oraciones de observaciones, que corresponda con entradas sensoriales. Con la teoría de la confirmación Rudolf Carnap y Carl Hempel intentaron definir el tipo de conexión que existe entre otras oraciones de observación y otras teorías de carácter más general: en otras palabras, de comprender cómo se puede obtener conocimiento a partir de la experiencia.
Los principales métodos del SGP conjuntan la heurística del análisis de medios y fines. Aunque no podrá definir que hay que hacer cuando existen varias acciones mediante las que se puede obtener lo que se desea.
En 1930, Kurt gödel (1906-1978), mediante su teorema de incompletez demostró que en cualquier lenguaje que tuviera la capacidad suficiente para expresar las propiedades de los números naturales, existen aseveraciones verdaderas indecidibles: no es posible definir su validez mediante ningún algoritmo.
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